Las marismas de la ría de Guernica o Urdaibai, durante los siglos XVIII y XIX, fueron un espacio de múltiples aprovechamietos comunales, llevados a cabo por los vecinos de los municipios propietarios. Algunos de estos aprovechamientos continuaron después de la privatización. La privatización, por otra parte, impidió que se llevaran a cabo, durante el pasado siglo, intervenciones públicas de canalización y desecación sobre el conjunto general de las marismas.
Durante el siglo XVIII las marismas son aún terrenos comunales, de propiedad municipal y con una función de servicio a la comunidad. La propiedad comunal de estos terrenos era fundamental ya que son espacios libres a las necesidades individuales y permitían obtener una complementariedad y una posibilidad de expansión agrícola. Y así, los aprovechamientos respondían al tipo de agricultura que se practicaba en Vizcaya durante el siglo XVIII y XIX, agricultura basada en una asociación entre cultivo y ganadería. Pero, no debemos olvidar, que su situación en una zona marítima, posibilitaba otros aprovechamientos como la pesca, caza, el marisqueo, la construcción de molinos de marea y extracción de arena para mejora de los suelos.
Con la privatización, que se lleva a cabo en la década de los cuarenta del siglo XIX, los vecinos de cada municipio propietario accedieron a la adjudicación, obteniendo facilidades para su adquisición. Pero los arrendatarios quedaron fuera de esta apropiación al hacerse la adjudicación a las casas, lo cual planteaba la posibilidad de no poder explotar las marismas, si el propietario había renunciado al lote o cupo que le correspondía.
El paso de estas tierras a la propiedad privada, en el marco de los acontecimientos políticos del XIX, impidió que se llevaran a cabo actuaciones públicas sobre el conjunto de las marismas, y que en cierta manera, éstas mantuvieran las características que hoy hacen apreciable este espacio como ecosistema singular La inclusión de estas marismas en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai desde 1984, supone una nueva situación, ante la que existen intereses diversos: desde los que propugnan eliminar toda huella de actividad agrícola, inundando las tierras desecadas “con la simple rotura de los muros de cierre”, como dice un informe técnico al respecto, hasta la búsqueda de soluciones que propugnen compatibilizar diversos usos y valores.
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